Para orientar y alinear todas las actividades con el objetivo corporativo, lo mejor es acordar con el personal objetivos que apoyen la consecución del objetivo corporativo. Por supuesto, los objetivos que acuerde con sus empleados también deben apoyar la obtención de los objetivos que haya acordado con sus superiores.
Es importante formular los objetivos de forma clara e inequívoca. El principio SMART es una buena manera de hacerlo: Específicos, medibles, desafiantes, realistas y programados. Asegúrese de que los objetivos están realmente acordados con los demás. En los mercados que cambian rápidamente, tiene sentido acordar objetivos más generales que, a ser posible, sigan siendo válidos aunque cambien las condiciones marco.
Asegúrese también de que sus empleados no sólo persiguen objetivos en el día a día, sino que también se ocupan de los objetivos a largo plazo en forma paralela, para trabajar en cómo debería ser la empresa dentro de tres años. Este «no solo sino también» puede aplicarse bien con el principio Hoshin.