También hay que tener en cuenta los costes de forma diferenciada. Con demasiada frecuencia, para aumentar los beneficios, se ahorra primero allí donde los costes pueden reducirse más fácilmente. Con demasiada frecuencia se trata de la mano de obra industrial. Los recortes de personal en el sector comercial tienen un efecto positivo en los beneficios a corto plazo, mientras no se consiga un aprovechamiento de la capacidad. Pero no se engañe: Esta es una solución falsa. Piense dónde se crea el valor añadido en su empresa y qué habilidades y experiencia está «tirando por la borda», aparte de los aspectos sociales. El problema suele estar en otra parte: tal vez en las ventas, tal vez en el marketing, tal vez en la gestión del producto, tal vez en el desarrollo del producto, en el modelo de negocio equivocado o en la estrategia equivocada o en una inversión equivocada. Una reducción de la capacidad comercial desvía la atención de estas cuestiones. A menudo estas causas no se trabajan porque «el problema» parece haberse resuelto. Se inicia una espiral descendente.
Ejemplo: Una empresa de transformación de plásticos con más de 500 empleados fue vendida 20 años antes por el Grupo francés Arkema, muy bien gestionado, a una empresa privada de capital riesgo. Desde entonces, la empresa dejó de ser gestionada estratégicamente, más bien, el nuevo accionista retiró continuamente los flujos de caja generados por la empresa. Inversiones significativas no fueron liberadas. Cuando se producen cuellos de botella financieros, la plantilla se reduce regularmente. Después de 20 años, la plantilla estaba formada por sólo 100 empleados, sin que la empresa se hubiera estabilizado económicamente. Nos se abordaron las cuestiones de futuro.