Modelos de estrategia basados en los factores de éxito

Los modelos de estrategia basados en los factores de éxito combinan la competitividad con el atractivo del mercado. Ejemplos destacados son el concepto PIMS (Profit Impact of Market Strategy) de Fred Borch y el concepto de cartera según B. Hedley.

Según el Boston Consulting Group, el concepto de cartera compara el crecimiento del mercado de un segmento de negocio o producto con su cuota de mercado relativa (la llamada «matriz de Boston»). Las áreas de negocio y los productos que se encuentran en un mercado en crecimiento ya se benefician del crecimiento del mercado. Si su empresa consigue una elevada cuota de mercado con sus áreas de negocio o productos en dichos mercados, tiene éxito («estrellas»). Si no consigue una cuota de mercado elevada en los mercados en crecimiento, es poco relevante («signo de interrogación»).

Si sus áreas de negocio o productos no se encuentran en un mercado en crecimiento, pero tiene una elevada cuota de mercado, debería «exprimir» estos mercados, pero invertir en nuevas áreas de negocio o productos para asegurarse el futuro. Hay que abandonar los campos de negocio o los productos con los que no se consigue una cuota de mercado elevada en mercados de bajo crecimiento. Centre su atención en otras actividades.

Similar es el enfoque de la matriz de posición competitiva-atractiva del mercado según McKinsey, la llamada «matriz McKinsey», de los años 90. En este enfoque, el atractivo de los mercados se contrapone a la posición competitiva relativa. De esta manera, se tiene más en cuenta la complejidad de la realidad. Además del crecimiento del mercado, el atractivo del mercado también incluye criterios como el tamaño del mercado, el riesgo del mercado, los costes de entrada al mercado, la situación de la competencia y el atractivo de la inversión. La posición competitiva no sólo incluye la cuota de mercado relativa, sino también el grado de innovación, el potencial de I+D, la cualificación de los empleados, la calidad del producto y la situación de los costes. Con la aplicación de la matriz de McKinsey, se tiene en cuenta no sólo la fuerza actual, sino también el potencial y, por tanto, se actúa de forma más orientada al futuro que con la aplicación de la matriz más sencilla de BCG.

Con todo, este enfoque es también una visión estática de la situación y, por tanto, se recomienda más bien en mercados relativamente estables. En los mercados que cambian rápidamente, se recomienda una visión dinámica de la evolución.

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