Se pueden identificar dos tendencias: Las empresas se especializan cada vez más para desarrollar activos únicos y se relacionan más entre sí para complementarse.
La especialización puede desbloquear los conocimientos técnicos y las ventajas de costes, y la estandarización puede explotar mejor la curva de experiencia, pero este enfoque altamente adaptado implica a menudo inversiones específicas que pueden resultar inflexibles. Muchas empresas compensan la falta de flexibilidad debida a la especialización mediante la integración flexible de sus «módulos» en diferentes procesos de prestación de servicios en el mercado. De este modo, las cadenas de suministro se convierten en redes de suministro, algunas de las cuales se forman de forma ad hoc.
Con los productos modulares se reduce la complejidad y se crea flexibilidad del mismo modo que con las organizaciones modulares. La organización por proyectos y la organización fractal son especialmente relevantes para las organizaciones modulares. Para ello, se necesita una gran capacidad de cooperación, confianza y vigilancia.
Para una integración flexible en diferentes constelaciones de creación de valor, los retos especiales residen en el equilibrio de los intereses de los socios de la cooperación y en la capacidad de acoplarse sin problemas con otras organizaciones en términos de personal y con interfaces (TI) adecuadas. La paradoja es que las empresas más robustas y resistentes no son las que se despliegan en cadenas de valor definidas con contribuciones de rendimiento definidas, sino las que se conectan constantemente de forma dinámica y flexible y trabajan con agilidad.
Las cooperaciones son cada vez más relevantes. Para que los tiempos y esfuerzos de puesta en marcha de las nuevas cooperaciones sean manejables, además de la flexibilidad es indispensable una buena gestión de los proyectos. La gestión ágil de proyectos ( ha demostrado su eficacia en las cooperaciones para el desarrollo conjunto de productos. Esto plantea exigencias a la actitud de liderazgo y al proceso de toma de decisiones. La regulación de la colaboración ágil puede hacerse mediante la retroalimentación continua. La retroalimentación comunicativa se convierte así en un elemento muy central de la regulación y, sobre todo, del diseño de bucles de control con efecto estabilizador.
El trabajo cooperativo en red también requiere un controlling más ágil y una gestión de riesgos especialmente atenta, que debería organizarse de la forma más ascendente posible. Los medios probados para ello son una autoevaluación de riesgos estratégicos y una autoevaluación de riesgos operativos.
En las cooperaciones, la protección de los derechos de propiedad intelectual también adquiere mayor relevancia.
Las cooperaciones abren interesantes oportunidades estratégicas que no se podrían aprovechar por separado.
Sin embargo, no hay que subestimar la dinámica en una red de empresas que cooperan de forma ágil y tratar continuamente de captar y utilizar los posibles efectos del trabajo en red comunicativo. Para ello, utilice también las aplicaciones de simulación disponibles en el mercado o colabore con los modelizadores para mantener una visión general de las posibilidades de desarrollo. La teoría de los juegos también puede proporcionar una orientación importante para un comportamiento racionalmente sensato en las colaboraciones. Los modelos de la teoría de los juegos también pueden utilizarse para las negociaciones.