Naturalmente, las personas tienen diferentes características profesionales y personales. Es útil reconocer estas diferencias y saber cómo tratarlas mejor. Para ello es adecuado un sistema según Myers Briggs.
Otra cuestión es la actitud personal y el comportamiento de la gente. Ya en el momento de la contratación, compruebe no sólo las características profesionales sino sobre todo las personales de los candidatos. Las cualificaciones técnicas pueden desarrollarse con una buena formación básica; las características personales no suelen cambiar. Si durante la entrevista tiene una sensación inquietante, es mejor que se decida en contra del candidato. Los empleados suelen ser contratados principalmente por su cualificación profesional, pero luego son despedidos por su personalidad.
Ahórrese a sí mismo y a su organización esta experiencia. Un comportamiento inadecuado destruye el clima de rendimiento. Sin embargo, tenga cuidado con las soluciones falsas, como «cambiar de entrenador después de perder un partido». Pero también hay que fijarse bien en las condiciones en las que tiene que trabajar el empleado en cuestión y si quizás faltan requisitos esenciales para que tenga éxito. En este caso, el sucesor estaría en una posición similar.
Si decide prescindir de los empleados, piense bien cómo quiere hacerlo. Trate a sus empleados de forma justa incluso en estas situaciones.