El procedimiento para determinar el valor de liquidación de las actividades interrumpidas corresponde al valor de todos los activos a precios de mercado menos los gastos de comercialización. Los activos incluyen principalmente maquinaria y equipos, existencias de bienes, pero también activos intangibles como patentes, contratos y otros derechos, así como inversiones valiosas y bienes inmuebles. En caso de que la empresa emplee personal, el coste de la liberación del personal también debe deducirse del valor del activo. Por último, hay que deducir las deudas.
El valor de liquidación resultante puede utilizarse como valor de referencia para determinar si tiene sentido continuar con una empresa no rentable, venderla o cerrarla. Una venta sólo tiene sentido para los accionistas si los beneficios esperados de la venta son superiores al valor de liquidación. En este sentido, además del valor de liquidación, debe determinarse también el valor de la actividad continuada, por ejemplo, utilizando el método del valor de los beneficios capitalizados o el método del flujo de efectivo descontado.