Lo ideal es que sus productos tengan propuestas de venta únicas (USP). Estas promesas únicas e intrínsecas de un producto ponen de relieve como ventaja competitiva, en el mejor de los casos, un beneficio incomparable de la propia oferta en comparación con las ofertas de los competidores. Sin embargo, sólo son percibidos como un valor por los clientes si realmente resuelven problemas o satisfacen necesidades.
Su oferta de productos se percibe como buena si su producto es capaz de cubrir necesidades superficiales pero también personales de los clientes o usuarios finales.
Ejemplo: El posicionamiento y la percepción de los productos de Apple ofrecen una base técnica muy probada y que funciona bien y son percibidos por los clientes como especialmente innovadores y con un diseño excepcional.
La percepción subjetiva de los clientes determina el posicionamiento real del producto en el mercado, que bien puede desviarse del posicionamiento previsto debido al diseño, la marca y la actitud ante la vida que se transmite.
Ejemplo: Una Harley-Davidson es básicamente una moto. El beneficio y el valor de una Harley-Davidson no se derivan de la moto, sino de la pertenencia a una comunidad (capítulo HD), de una actitud ante la vida.
La gama de productos viene determinada en gran medida por la gestión del producto.