Los procesos regulan el «metabolismo» de las organizaciones. La información, el material y el capital se procesan mediante procesos. Cuanto más conectadas estén las actividades entre sí, más fluidos serán los procesos y mejor funcionará el metabolismo.
La infraestructura de información actúa como un «sistema nervioso» organizativo. Una mala orientación de la información crea fricciones e inercia en los procesos y provoca pérdidas en forma de rendimiento defectuoso, rendimiento inactivo y/o rendimiento múltiple.
¿Cómo puede optimizar sus procesos? ¿Está pensando en la puesta a punto? Por supuesto, un ajuste sensato de los detalles puede ayudar. Pero más bien hay que pensar en mejoras importantes. Puede conseguirlo si piensa en sus procesos desde el final: ¿qué tiene que ofrecer su empresa para satisfacer las expectativas de sus clientes? ¿Cuál es el último paso del proceso en su empresa para poder ofrecer exactamente eso? ¿Qué paso debe precederlo para que el último pueda llevarse a cabo? Si trabaja hacia atrás en sus procesos, ya no habrá poder reactivo en su empresa. Ello se debe a que en cada punto se ofrecerá exactamente el rendimiento que se necesita en las fases posteriores. Ni más ni menos.