Laplace propuso un principio de decisión sencillo para aquellos casos en los que no se dispone de probabilidades de que se produzcan efectos potenciales y en los que las suposiciones no tienen sentido. Recomendó que en estos casos se estudiaran todos los posibles efectos y que se tuvieran en cuenta con la misma probabilidad de que se produjeran. La decisión se tomará entonces en relación con la opción que, en esas condiciones, tendría el efecto más favorable.
Si bien el principio de Laplace es fácil de aplicar, su aplicación entraña grandes riesgos, ya que las probabilidades de que se produzca se equiparan globalmente, lo que, de hecho, no ocurrirá en la mayoría de los casos. Sin embargo, a falta de otra opción, es razonable aplicar el principio de Laplace en tales situaciones de total incertidumbre.
Si su interés no es maximizar las ganancias, sino minimizar las pérdidas, se recomienda utilizar el Regret-Principio.