La «estrategia empresarial» se entiende como la elección de los medios adecuados para alcanzar los objetivos de la empresa y la orientación de la política empresarial.
Cuando se habla de estrategia, suele surgir rápidamente la cuestión del modelo de estrategia utilizado. Los modelos y las teorías pueden ayudar metódicamente a la formulación coherente de la estrategia. También pueden ayudar a tener una visión a vista de pájaro de las propias acciones; durante demasiado tiempo todo el mundo está atado a los acontecimientos operativos, también mentalmente. Las empresas tienden a alejarse del enfoque estratégico. Los modelos estratégicos pueden ser útiles para revisar cíclicamente la propia empresa en busca de coherencia estratégica.
También es importante que la estrategia sea coherente en toda la organización. Cuando usted establece una estrategia para su empresa, ésta debe reflejarse en la estrategia de ventas, la estrategia de la cadena de suministro, la estrategia de fabricación y la estrategia de servicio. Detrás de las estrategias funcionales deben definirse y aplicarse conjuntos de medidas adecuados para cumplir la estrategia.
Para que las estrategias estén «arraigadas» en el mercado y en la propia organización deben estar integradas en modelos empresariales coherentes. La estrategia es la decisión de un modelo de negocio.
Pero antes de ocuparse de los modelos de negocio y las estrategias, conviene ocuparse de la visión. La visión da sentido y dirección fundamental a todo lo que se hace. Muchas empresas se burlan de la visión, pero presentan una nueva estrategia cada año. Confunden el nivel de visión con el nivel de estrategia. Expresan que dirigen de forma visionaria, pero dirigen de forma estratégica y táctica. Lo único es que ni las estrategias ni las tácticas están ancladas en una visión. Por lo tanto, las estrategias saltan de un lado a otro con poca comprensión y sin sentido orientador. No dan ninguna orientación a la organización.